Bolivia y su revolución simbólica

Editorial

Bolivia21

Lunes, 19 de julio de 2010.

¿Primer alto dignatario indígena de América Latina?. No, ya los hubo muchos otros. ¿Nacionalización?. No, mera compra de acciones, ¡y a qué precios!. ¿Industrialización?. No, país exportador de materia prima. ¿Los pollos hormonados provocan desviación en el ser de los hombres?. No, eso está demostrado científicamente. ¿Nuestros abuelos lucharon contra el Imperio Romano?. Sólo un gil se lo creería. ¿El 60% de los bolivianos son indigenas?. Faltaría hacer un test de ADN, pero no creemos en la superioridad racial, o las razas puras, todos somos iguales, indígenas y no indígenas.
Y ahora, que el Gobierno boliviano empieza su lento pero imparable declive de popularidad, luego de la compra de un avión presidencial con un "modesto" costo de 38 millones de dólares (el mismo que podría servir para emprender otros proyectos de desarrollo), el Vicepresidente Alvaro García Linera, nos sorprende con la noticia que pronto habrá salida al mar para Bolivia.
¿Pero esto es cierto?. ¿No se trata de una nueva "jodita para videomatch"?. Revisando los medios de comunicación chilenos, llegamos a la conclusión que Chile no acepta salida al mar boliviana sin soberanía. Entonces, a no confundir. Acá no habrá ni salida al mar, como lo soñamos, ni habrá más momentos históricos al que nos tiene acostumbrado el señor Ególatra. El problema, sin embargo, para toda la oposición en su conjunto es que durante todos estos años, se han encargado de darle tanta "contrapropaganda" a la revolución simbólica, hasta el punto que la gente se lo ha creído.
Y aquéllos pocos medios independientes como Erbol, han hecho lo que todos los periodistas deben hacer. Informar la verdad, y destapar los mitos. No es que por ello seamos opositores; en realidad no lo somos. Pero no nos gusta la mentira.
El gobierno boliviano, de eso si estamos seguros, es campeón mundial en mentiras. Y como dice el dicho popular, no vaya a ser que luego nadie le crea nada, porque en la boca del mentiroso, lo cierto se hace dudoso.